REPORTE ESPECIAL-Opción B: Los planos del golpe de Estado de Tailandia
POLITICA-TAILANDIA (REPORTE ESPECIAL, FOTOS)=3:REPORTE ESPECIAL-Opción B: Los planos del golpe de Estado de Tailandia
* Esquema de golpe muestra a la junta cómo gobernar "de manera neutral"
* Junta niega planear el golpe de antemano
* Ataque del 15 de mayo contra manifestantes en monumento desencadenó golpe
* Ejército hace una redada de líderes "camisas rojas" en el norte
Por Amy Sawitta Lefevre y Aubrey Belford
BANGKOK/CHIANG MAI, Tailandia, 3 jun (Reuters) - El 27 de diciembre del año pasado, el poderoso jefe del Ejército tailandés sorprendió al asediado Gobierno de Yingluck Shinawatra al decir en una multitudinaria conferencia de prensa que no descartaba una intervención militar para resolver la creciente crisis política.
El general Prayuth Chan-ocha respondió que "la puerta no estaba ni abierta ni cerrada" cuando se le consultó si podía ocurrir un golpe de Estado. "Cualquier cosa puede suceder", afirmó.
Ese fue un marcado cambio frente a las firmes negativas de golpe que las fuerzas armadas hacían hasta entonces.
Y Prayuth no estaba improvisando frente a los reporteros. Un documento redactado por el jefe de gabinete del Ejército fechado el 27 de diciembre -el mismo día que el general habló con los medios- plantea varios escenarios de cómo podría desarrollarse la crisis y cómo deberían responder los militares.
Uno de los escenarios detalla lo que el Ejército debería hacer "si en algún momento la situación se escapa del control de la policía".
Si eso sucediera, dice el documento, el Ejército debería imponer un estado de emergencia o ley marcial. El texto también brinda una guía sobre cómo tomar el poder, pero "actuando de una manera neutral", y de cómo ayudar a mediar entre los lados enfrentados.
En los siguientes cinco meses, las fuerzas armadas se encontraron a sí mismas lidiando con la mayoría de los escenarios mencionados en el documento: fallidos intentos de mediación, creciente violencia política que culminó en ley marcial.
En las últimas ocho décadas de la moderna monarquía de Tailandia ha habido 12 golpes exitosos. Pero el último, el del 22 de mayo, siguió a un intento fallido de mediación de parte de los militares y no al guión usual: cerrar y aislar a Bangkok mientras el resto del país observa desconcertado.
Esta vez, las fuerzas armadas se movieron rápidamente por todo el país haciendo redadas contra políticos, activistas y académicos, la mayoría del grupo de los conocidos como "camisas rojas" partidarios del derrocado Gobierno, según múltiples entrevistas con activistas, militares y familiares de los detenidos.
La meticulosa medida de formar un gobierno militar -y la falta de definición de un plazo para el retorno a la democracia- tiene a muchos preguntándose si los generales tienen planes y escenarios para manejar el país por un largo período.
La junta ha negado que planeara el golpe de antemano. El teniente general Chatchalerm Chalermsukh, el subdirector de gabinete del Ejército, dijo a medios extranjeros el jueves pasado que "planear un golpe es traición, razón por la cual no lo planeamos".
"Lo que hicimos fue un riesgo, porque si no llevamos a cabo nuestro plan adecuadamente entonces podríamos ir a la cárcel o ser condenados a muerte", agregó Chatchalerm. "No hubo un plan anticipado", insistió.
La junta suspendió la vieja Constitución, limitó a los medios e impuso la ley marcial, incluyendo el juzgar a civiles en cortes militares.
Los generales han prometido reformas no especificadas dirigidas a terminar con la lucha de poder que ha estancado al reino por años. Es una pelea entre un "establishment" monárquico -incluidos los jefes militares, la élite burócrata y grandes negocios- y un movimiento mayormente rural de "camisas rojas" leal al ex primer ministro populista Thaksin Shinawatra.
En los próximos meses, las fuerzas armadas tendrán que lidiar con cómo trabajará la democracia en Tailandia: a través de elecciones que inevitablemente llevarán a la vuelta de un gobierno pro Thaksin o a través de un establishment que pretende limitar el poder de políticos elegidos y, desde su punto de vista, corruptos.
Esa pregunta se ha vuelto cada vez más crucial porque el rey Bhumibol, una figura reverenciada que ha reinado por casi siete décadas, tiene 86 años y hace poco tiempo fue dado de alta tras tres años internado en un hospital de Bangkok. Las expectativas crecen sobre su sucesión.
MONUMENTO ENSANGRENTADO
La fuerza armada tailandesa comenzó a aplicar planes para tomar el control del país luego de que hombres armados con pistolas y granadas mataron a tres personas e hirieron a más de 20 en un ataque contra manifestante antigubernamentales en el Monumento a la Democracia en Bangkok.
El ataque del 15 de mayo en el monumento, levantado tras un golpe en 1932 que derrocó a una monarquía absoluta, trajo a la memoria la peor pesadilla de los militares: la guerra civil en Tailandia, cuyo enfermo rey había desaparecido de la vida pública. El hecho fue una señal para el general Prayuth de que la situación se estaba saliendo del control de la policía.
"Tras el incidente, el sentimiento entre destacados miembros del Ejército era que el clima en el país había cambiado y que cada lado estaba preparado para usar la violencia", dijo el segundo portavoz del Ejército Veerachon Sukhontapatipak.
"Rápidamente anunciamos la ley marcial (el 20 de mayo) para dar a todos la oportunidad de retirarse. Pero luego de ese día se tomaron claras medidas. Y la 'opción B', que todos queríamos evitar, era un golpe", agregó.
Un "golpe judicial" precedió al militar, en opinión del derrocado Gobierno. Y dejó a los militares en un dilema. El 7 de mayo, la Corte Constitucional removió a la primera ministra Yingluck Shinawatra, hermana de Thaksin, y a varios ministros del gabinete por "abuso de poder".
Manifestantes a favor del Gobierno advirtieron sobre una "guerra civil" si un liderazgo no elegido alcanzaba el poder.
Pero la corte sorpresivamente decidió dejar en el poder a un grupo de personas que respaldaba al Gobierno de Thaksin como una administración interina, y eso alarmó al Ejército, según una fuente involucrada en negociaciones tras bambalinas entre el Gobierno y sus opositores en las calles.
"Ellos (el Gobierno interino) no podían firmar ninguna ley de seguridad nacional. No podían lidiar con los disturbios civiles", dijo la fuente. En ese momento el Ejército empezó a pensar en una "opción B", comentó.
El documento de las fuerzas armadas visto por Reuters establecía que el Ejército necesitaba una gabinete directivo para tomar el control de las calles y dispersar a los manifestantes, lo cual no era posible para el Gobierno interino.
La misma corte en febrero anuló una elección que posiblemente hubiera regresado al poder al Gobierno de Yingluck. En otra decisión, prohibió el uso de la fuerza para dispersar a las manifestaciones opositores.
La misma Yingluck sembró las semillas del movimiento anti gobierno en noviembre, cuando la Cámara baja del Parlamento aprobó una amnistía que hubiera permitido a Thaksin regresar de un exilio autoimpuesto.
Aunque la ley murió, generó un movimiento de protesta liderado por el ex viceprimer ministro Suthep Thaugsuban. El político exigió que el Gobierno fuera disuelto y reemplazado por un "consejo popular" no electo.
Thaksin, un multimillonario de las telecomunicaciones de 64 años, revolucionó la política tailandesa. Ganó dos elecciones por una amplia mayoría con sus programas populistas y un capitalismo amigable.
Las fuerzas armadas lo derrocaron en un golpe en el 2006, acusándolo de corrupción, nepotismo, abuso de poder y de insultar a la monarquía. Enfrenta una sentencia de dos años de prisión tras haber sido hallado culpable en ausencia bajo un cargo de conflicto de intereses.
Desde su exilio autoimpuesto -en Londres, Dubái y Hong Kong-, ha financiado y controlado efectivamente el movimiento de "camisas rojas".
¿GOLPISTA RELUCTANTE?
Aliados del general Prayuth insisten en que estuvo reacio al golpe, debido a lo que enfrentó las fuerzas armadas la última vez que intentó gobernar.
El golpe del 2006 sólo arraigó las divisiones políticas y fue famoso por sus fallidas políticas, como la imposición de controles de capital que causaron una caída de un 15 por ciento en un solo día en el mercado bursátil de Tailandia.
Prayuth, entonces un mayor general, fue parte de la junta que tomó el control del Gobierno en el 2006. Cuando fue designado jefe del Ejército en el 2010, era visto como un monárquico de línea dura, opuesto al movimiento de los "camisas rojas".
En el 2011, Jatuporn Promphan, un líder del movimiento de los "caminas rojas" y miembro del Parlamento, fue encarcelado por realizar comentarios considerados irrespetuosos sobre la monarquía. El caso fue impulsado por una queja de Prayuth.
Planes de una completa toma de poder por parte de los militares ya estaban avanzados cuando Prayuth declaró la ley marcial el 20 de mayo, aparentemente para mantener el orden mientras los políticos trabajaban en una solución, dijo un militar de alto nivel.
"Desde que la ley marcial fue anunciada, había una posibilidad de 50-50 de toma de poder, pero él quería primero dar una oportunidad a todas las partes de dar un paso atrás", dijo el oficial.
La junta no dio un plazo para la realización de nuevas elecciones, pero indicó que no será pronto.
Los documentos del golpe vistos por Reuters detallan cómo devolver el poder al pueblo "en el menor tiempo posible".
Chatchalerm, el subdirector del gabinete del Ejército, dijo que las condiciones tenían que ser las correctas y que las divisiones debían solucionarse antes de poder volver a un gobierno civil.
"¿Cuánto tiempo tomará sortear las divisiones entre dos grupos que han estado así por 10 años?", preguntó Chatchalerm a los medios extranjeros.
Luego del golpe del 19 de septiembre del 2006, pasaron 15 meses antes de que se llevaran a cabo elecciones en diciembre del 2007.
El nuevo equipo de asesores de Prayuth, un gabinete de camaradas, incluye a un ex ministro de Defensa, el general Prawit Wongsuwan, y al ex jefe del Ejército, el general Anupong Paochinda.
Los dos son destacadas figuras en la élite militar tailandesa y tienen vínculos cercanos con Prayuth. Los tres son incondicionales partidarios de la monarquía que ayudaron a derrocar a Thaksin en el 2006.
Un reporte de Reuters en diciembre reveló que Prawit y Anupong habían respaldado en secreto las protestas contra el Gobierno que socavaron a la administración de Yingluck.
La junta enfrenta una dura batalla para revivir la economía de Tailandia, que se contrajo un 2,1 por ciento en el primer trimestre desde los tres meses previos, y algunos economistas dicen que sería inevitable una recesión.
El asesor de Prayuth que tiene a su cargo la política economía es Pridiyathorn Devakula. Fue ministro de Finanzas en el gobierno impuesto por los militares luego del golpe del 2006 que introdujo estrictos -y de corta vida luego de la caída del mercado- controles de capitales para sostener a la moneda local, el baht.
DECAPITANDO A LOS CAMISAS ROJAS
En Bangkok, la junta citó públicamente a al menos 258 activistas, intelectuales y periodistas para que se reportaran en bases militares. El propósito de la redada era "calmar a todos", evitar más incitaciones a la violencia y silenciar las críticas que "podrían afectar el trabajo del Ejército", según comunicados de la junta. Casi todos han sido liberados.
Pero en territorio del movimiento en el norte y el noreste, donde la disconformidad con el golpe es mucho mayor, los militares están realizando una ofensiva más draconiana y las cosas han sido menos transparentes.
"Al menos en Bangkok, los militares dan anuncios formales. Pero en las provincias es informal", dijo un académico de la norteña ciudad de Chiang Mai quien está escondido. "Ellos aparecen en un camión y te llevan", agregó.
En la provincia de Chiang Mai, zona de más influencia de la familia Shinawatra, el comandante local del Ejército, el mayor general Sarayuth Rungsri, declinó responder preguntas sobre cómo son detenidas las personas.
Entrevistas con activistas, académicos, familiares de detenidos y militares revelan que al menos 20 organizadores de los camisas rojas fueron detenidos en Chiang Mai y en la vecina provincia de Chiang Rai. La mayoría fue liberado el martes.
Quienes fueron detenidos dicen que les hicieron firmar documentos, eufemísticamente titulados "Memorando de entendimiento", en los que prometían no realizar agitación política, incitación o viajar sin autorización. Se les advirtió que violar los contratos significaría un juicio y hasta dos años en prisión.
"Nos interrogaron sobre si éramos radicales, si estábamos juntando armas", dijo a Reuters un líder de Chiang Mai quien fue detenido por seis días y que declinó ser identificado.
El líder de los camisas rojas dijo que fue retenido junto a otros 11 activistas en una base del Ejército en cómodas habitaciones. Los detenidos eran brevemente interrogados al comienzo y al final de su tiempo en la base y recibían sesiones de oficiales para "corregir sus percepciones", contó.
Al ser consultado sobre si los esfuerzos de los militares fueron exitosos en cambiar su posición, el líder comentó: "Digamos que sé la respuesta, pero no puedo decirla en voz alta. Es como si estuviera atragantado. Estoy atado por las condiciones de mi liberación", agregó.
Al menos media docena de académicos y activistas, la mayoría no afiliados con los camisas rojas, son fugitivos. Ningún nombre de los detenidos figuraba en listas divulgadas por el Ejército en Bangkok.
En Chiang Mai, la ofensiva militar ha desbaratado el tipo de levantamiento que los leales a Thaksin advirtieron previo al golpe.
Sarayuth dijo que sería aún más duro.
"Cuando tenemos información de que una o dos personas están preparándose para hacer algo, iremos y controlaremos la situación", afirmó.
Intentos de activistas anti-golpe de organizar protestas espontáneas a través de redes sociales y mensajes de texto han sido desbaratados por la inteligencia militar.
Al menos 16 personas fueron arrestadas en Chiang Mai y Chiang Rai en protestas contra el golpe. Esas son apenas dos de 36 provincias en el norte y noreste. No está claro cuántas personas han sido detenidas en toda la región.
En la provincia de Khon Kaen, en el noreste y otro bastión del movimiento de camisas rojas, activistas locales dicen que sus líderes fueron detenidos. Sus nombres tampoco figuran en las listas divulgadas en Bangkok.
CALMANDO A LOS MONARQUICOS
Algunos en Bangkok creen que el golpe fue una salida para el líder Suthep, cuyo apoyo había decaído en las últimas semanas y cuyos ultimátums para que el Gobierno renunciara no tenían resultado.
Durante meses, los líderes de su Comité Popular de Reformas Democráticas (PDRC por su sigla en inglés), respaldado por los conservadores monárquicos del país, pidieron al Ejército que interviniera.
Samdin Lertbutr, un líder del movimiento de las protestas opositoras, dijo que los manifestantes sabían que el Ejército intervendría si el Gobierno no se hacía a un lado, pero comentó a Reuters que no hubo reuniones a puertas cerradas entre los militares y el liderazgo del PDCR.
"No nos sorprendió que el Ejército diera un golpe. No era el resultado que queríamos", dijo Samdin a Reuters. "Queríamos una revolución popular y hasta el jueves (22 de mayo) creíamos que eso era lo que tendríamos. No hubo reuniones entre nosotros y el Ejército para discutir la posibilidad de un golpe", afirmó.
Un segundo líder del PDRC, Somsak Kosaisuk, coincidió en que el grupo no sabía que un golpe era inminente cuando asistieron a las negociaciones en el Club del Ejército ese jueves que tenían como objetivo intentar llegar a un compromiso con el Gobierno interino.
Prayuth "preguntó a los representantes del Gobierno una vez más si renunciarían antes de que él tomara el poder", dijo Somsak. "Ellos dijeron que no", aseguró.
Entonces Prayuth anunció calmadamente que estaba tomando el poder.
"Todos deben permanecer sentados", dijo Prayuth, según dos fuentes que asistieron a la reunión.
De inmediato, cientos de soldados rodearon el Club del Ejército y se llevaron a todos del edificio. Al reunir a todas las partes para negociar, las fuerzas de Prayuth pudieron detener a muchas de las más poderosas figuras políticas de Tailandia al mismo tiempo.
El golpe había sido dado sin ningún problema.
(Reporte adicional de Panarat Thepgumpanat y Pairat; Temphairojana, Editado en español por Patricia Avila y Silene Ramírez)
Categorías
- Asia
- Gráficos de Soporte de impresión
- Disturbios Civiles
- Conflictos / Guerra / Paz
- informes empresariales
- Informes Especiales
- Target Energy - Español
- Tailandia
- Países de Mercados Emergentes
- General Noticias / Eventos
- Gobierno / Política
- política
- Américas
- Sudamérica / Centroamérica
- Asia / Pacífico
- Diplomacia / Foreign Policy
- Elecciones / Votación
- internacional / Seguridad Nacional Internacional
- Religión / Creencias
- elecciones
- Tipo de medio Pictures
- defensa
- Países de la ASEAN