05/19/2014

Con nuevo delfín para las elecciones de Colombia, Uribe busca que Santos deje el poder

ELECCIONES-COLOMBIA-URIBE (FOTO):Con nuevo delfín para las elecciones de Colombia, Uribe busca que Santos deje el poder

* Candidato de Uribe consigue avance tardío en sondeos

* Escándalo de espionaje podría afectar a Zuluaga

* Santos dice que Zuluaga es "títere" de Uribe

Por Helen Murphy

BOGOTA, mayo 19 (Reuters) - Desde que dejó la presidencia de Colombia hace cuatro años, Alvaro Uribe se ha pasado buena parte del tiempo echando chispas porque el sucesor político que él mismo eligió se volvió en su contra e inició negociaciones de paz con la guerrilla.

Ahora Uribe apoya al economista y empresario de derecha Oscar Iván Zuluaga, y las recientes encuestas de opinión alientan su esperanza de vencer al presidente Juan Manuel Santos en las elecciones del domingo.

Zuluaga es el candidato de un nuevo movimiento de oposición fundado por Uribe el año pasado. El economista se opone con firmeza a las conversaciones de paz con las izquierdistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en Cuba.

Como el ex presidente, Zuluaga acusa a Santos de traicionar a los colombianos por prometer bancas en el Congreso en lugar de celdas a los líderes rebeldes si acuerdan poner fin al conflicto de medio siglo que ha dejado más de 200.000 muertes.

Los sondeos de opinión a pocos días de la elección muestran que Zuluaga está alcanzando o incluso superando a Santos.

Pero un escándalo de crecientes proporciones sobre supuestos nexos de su campaña con un hacker acusado de interceptar comunicaciones para sabotear el proceso de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla podrían perjudicar al opositor.

No se espera que ninguno de los candidatos obtengan más del 50 por ciento de apoyo necesario para una victoria en primera vuelta, lo que significa que irán a un balotaje el 15 de junio.

Una victoria de Zuluaga probablemente significaría el fin de las conversaciones de paz y una escalada en la ofensiva militar apoyada por Estados Unidos, que fue clave en la estrategia de Uribe para combatir a la guerrilla cuando era presidente.

"Una de las tareas más importantes del próximo presidente es garantizar la seguridad que tuvimos entre 2002 y 2010 y así asegurarles a todos los colombianos la verdadera paz", dice Zuluaga, de 55 años, en sus avisos de campaña.

Derrotar a Santos también sería un inmenso triunfo personal para Uribe, que no le perdona lo que ve como una "traición".

En furiosas afirmaciones en Twitter, el ex mandatario suele acusar a Santos de haberlo usado para llegar al poder en el 2010 al prometerle continuar con sus políticas de línea dura mientras que en secreto se preparaba para iniciar un proceso de paz.

FUERTES CRITICAS

"Nos duele, somos padres y abuelos, y nos duele más que el Gobierno Santos prefiera acuerdos electorales con los asesinos", dijo Uribe recientemente sobre las conversaciones con las FARC.

"Presidente Santos: ¿para esto fue que lo elegimos hace cuatro años?", cuestionó.

Elegido senador en marzo, la popularidad de Uribe ha ayudado a revitalizar la campaña de Zuluaga. Alguna vez considerado como formal y aburrido, el ex ministro de Hacienda ahora parece haber dejado atrás su fama de ex funcionario insípido.

Los anuncios de televisión lo muestran agitando los puños cuando expresa sus ideas en multitudinarias concentraciones, recibiendo miradas de admiración de adolescentes y lanzando fuertes críticas contra Santos.

Después e haber cambiado los trajes por jeans y sombreros de vaquero, Zuluaga ha viajado por el país -a menudo junto a Uribe- para reunirse con productores de café en Pereira, cultivadores de hoja de coca en Putumayo y con ganaderos en Córdoba.

Pero muchos se preguntan si podrá despegarse de la sombra de Uribe o si el ex mandatario gobernará tras bambalinas.

"Todos saben que Uribe tiene los pantalones puestos en esa relación", dijo Alirio Sánchez, un trabajador de 46 años de un cultivo de frutas en las afueras de Bogotá. "Pero me parece que Zuluaga tiene unas buenas ideas".

Santos dijo el lunes que la enemistad con Uribe surgió porque no quiso ser manipulado, como le ocurrirá a Zuluaga.

"El quería que fuera su títere, desde el primer día comenzó a atacarme visceralmente (...) me dice tramposo, me dice traidor, me dice mentiroso, me dice corrupto. ¿Por qué? Simplemente y llanamente porque no fui su títere", afirmó.

"A él le gusta que el presidente de la República sea su títere y yo nunca me presté para eso", dijo a una radio local.

La seguridad mejoró significativamente durante el mandato de Uribe, aunque su feroz campaña contra las FARC a menudo parecía rozar lo personal. El padre de Uribe murió cuando se resistió a ser secuestrado por los rebeldes y algunos creen que sólo estará satisfecho cuando la guerrilla sea derrotada militarmente.

Uribe dejó el poder con altos niveles de aprobación y sigue siendo popular, pero su legado fue manchado por acusaciones de corrupción y de interceptaciones ilegales de comunicaciones a políticos opositores, magistrados y periodistas.

CRECIENTE ESCANDALO

Un escándalo similar afecta ahora a Zuluaga.

El fiscal general asegura que los asesores de campaña de Zuluaga buscaron perjudicar el proceso de paz al espiar los correos electrónicos de los negociadores -y los de Santos- un escándalo que podría manchar al delfín de Uribe.

En un video, Zuluaga parece ser informado sobre datos de inteligencia militar por un hombre ahora detenido y que enfrenta acusaciones de espionaje. Zuluaga negó estar al tanto de lo que estaba haciendo el presunto hacker.

Respondió que el video es un montaje, pero sus rivales lo llamaron a que dejara la contienda electoral. De todas maneras, Zuluaga y Uribe parecen apelar a los colombianos que son escépticos de las negociaciones de paz.

Durante conversaciones a fines de la década de 1990, a las FARC se les entregó el control de un zona que equivale a dos veces el tamaño de El Salvador, que fue usada para fortalecer su posición militar mientras continuaban recurriendo al secuestro y muchos dicen que también al tráfico de cocaína para financiarse.

Zuluaga asegura que, de ser electo, daría a los rebeldes ocho días para entregar sus armas y que suspendería las negociaciones si se niegan. Las FARC han rechazado la idea de aplicar un cese al fuego unilateral e indefinido.

Mientras Santos hace campaña con el proceso de paz, Zuluaga ha capitalizado las críticas a las negociaciones con promesas de lucha contra el crimen, mejoras en salud y educación y la creación de empleos.

Los sondeos muestran que estos temas pesan más entre los colombianos que el conflicto, que ya no es un asunto de grave preocupación para la mayoría, especialmente en zonas urbanas.

De todas formas, Santos logró una victoria la semana pasada cuando los negociadores del Gobierno y los rebeldes llegaron a un acuerdo en un punto central de la agenda: el narcotráfico.

Si Santos logra capitalizar ese avance en las urnas, las esperanzas de Uribe de colocar otro aliado en el poder podrían tener que esperar otros cuatro años. (Reporte adicional de Julia Symmes Cobb. Traducido por Marion Giraldo y editado por Pablo Garibian)



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