A FONDO-Los sueños incumplidos de la "nueva clase media" brasileña complican a Rousseff
ELECCIONES-BRASIL-CLASEMEDIA (A FONDO):A FONDO-Los sueños incumplidos de la "nueva clase media" brasileña complican a Rousseff
Por Asher Levine
SAO PAULO, 9 sep (Reuters) - Las calles de Jardim Sao Luis, un pobre y violento vecindario cerca de los límites de Sao Paulo, no han estado tan tranquilas en años. Y eso es precisamente lo que más preocupa a Valeria Rocha.
Con los brazos cruzados, mira los estantes con ropa de bebé de su pequeña tienda antes de echar un vistazo a la vacía calle.
"Hace solo un año, esta zona solía estar repleta de compradores, pero ahora está vacía, incluida mi tienda", afirmó.
Tras una década de crecimiento económico y políticas sociales que han sacado a más de 30 millones de brasileños de la pobreza, Jardim Sao Luis y otros barrios difíciles de Brasil tenían grandes esperanzas para el futuro.
Pero una economía en problemas, junto a la creciente molestia por el mal funcionamiento de los servicios públicos, están oscureciendo el panorama para la "nueva clase media" del país.
Mientras esto ocurre, la presidenta Dilma Rousseff está viendo cómo se aleja la que otrora fuera una base leal y sus posibilidades de ser reelecta.
Su principal rival, la ambientalista Marina Silva, ha experimentado una fuerte subida en los sondeos y es favorita para ganar una hipotética segunda vuelta.
El mes pasado, 13 de 14 personas entrevistadas en Jardim Sao Luis dijeron que no votarían por la actual mandataria, si bien no pudieron referir una alternativa clara.
Apenas una semana después, tras el primer debate televisado entre los candidatos, 8 de 10 entrevistados señalaron que habían decidido votar por Silva o que, al menos, lo pensarían seriamente. Los otros dos seguían indecisos.
Silva, que creció pobre en una plantación de caucho, ha emergido como la candidata antisistema más fuerte de esta campaña. Tres semanas después de entrar en la carrera presidencial, está cerca de convertirse en la primera afrobrasileña que gobierna Brasil.
"Marina es humilde como nosotros", dijo la frutera de 60 años Ana Luiza de Souza en Jardim Sao Luis. "Dilma hizo lo que pudo, ahora es el momento de algo nuevo".
ALTAS EXPECTATIVAS
La clase media emergente es considerada el mayor legado de la presidencia de Luiz Inacio Lula da Silva (2003-2010), un periodo de rápido crecimiento económico que redujo los índices de pobreza y provocó un fuerte aumento del gasto en consumo.
Se trata del sector de menores ingresos pero el más populoso de la clase media brasileña, un concepto bastante amplio que incluye desde los muy acomodados hasta quienes serían considerados trabajadores pobres en países desarrollados.
Unas 108 millones de personas, casi el 54 por ciento de la población, están incluida en el grupo que es cada vez más influyente y vital en la estrecha carrera presidencial.
Muchos viven en vecindarios como Jardim Sao Luis. Aquí, el aumento de los salarios y un mayor acceso al crédito durante el auge económico de la última década abrieron la puerta a bienes y servicios antes inalcanzables.
Con el tiempo, las calles del barrio se llenaron de autos nuevos, las casas de ladrillo a la vista fueron remodeladas y llenadas con nuevos muebles y televisores. Muchos compraron por vez primera celulares avanzados y ropa de marca.
Para las elecciones de 2010, el crecimiento económico era del 7,5 por ciento, el futuro parecía brillante y la mayoría del vecindario votó por Rousseff, en gran medida porque era la sucesora de Lula.
No obstante, cuatro años después, la economía está estancada, la inflación se ha disparado hasta el 6,5 por ciento y gran parte de la clase media se está evaporando.
En junio de 2013, la ira explotó y más de un millón de brasileños salieron a protestar contra el Gobierno.
UN FUTURO QUE NO FUE
La euforia inicial ha dado paso a una realidad mucho más dura, en la que muchos ciudadanos, incluida Rocha, sufren con altas tasas de interés. Tras comprar un departamento o un auto ahora no pueden pagar la cuota mensual del crédito o del préstamo, lo que complica sus finanzas.
Así, aunque el desempleo es históricamente bajo, el espectro de la pérdida de trabajos comienza a asomar porque muchos negocios ponen en marcha recortes.
"Es como si a la gente le hubieran prometido un futuro que nunca llegó", comenta Renato Meirelles, de la empresa de investigación Data Popular.
"Cuando quedó claro que el crecimiento que vimos en 2010 era en realidad el máximo y no solo el comienzo, la gente empezó a pensar que sus esperanzas para el futuro no se iban a cumplir".
Pese a todo, muchos siguen apoyando a Rousseff. Su Partido de los Trabajadores sigue teniendo una fuerte implantación entre los más pobres y en el ámbito rural, principales beneficiarios de los programas de bienestar social, subsidios de vivienda y ayudas educativas.
ESTADIOS O ESCUELAS
Las penurias económicas no están afectando a todos por igual en Jardim Sao Luis, pero la frustración por la calidad de servicios públicos como colegios y salud es elevada.
Dos meses después del Mundial de fútbol, sigue vigente el resentimiento por los miles de millones de dólares gastados por el gobierno de Rousseff para organizar el evento.
Jose Ides, un vendedor sin trabajo que vive desde siempre en Jardim Sao Luis, dice que "cuando la gente pide otro hospital o un colegio, no pueden encontrar dinero. Pero si alguien quiere construir un estadio, sí lo hay".
A pesar de que la cantidad invertida en estadios palidece en comparación con el gasto social de Brasil, el Mundial subrayó la debilidad de los servicios públicos, una prueba para muchos de que una gran confusión con las prioridades.
"Hay una población con muchos pobres y montas un espectáculo", dice Ides. "Ahí es cuando Dilma perdió mi voto". (Editado en español por Carlos Serrano)